El mindset docente es el conjunto de creencias, actitudes y expectativas que orientan nuestras decisiones diarias: cómo planificamos, cómo reaccionamos al error, qué esperamos de cada estudiante y de nosotros mismos, como gestionamos las emociones ... Un mismo recurso puede ser profundamente transformador o puramente cosmético según la mentalidad con la que se use.
Algunos rasgos del docente del siglo XXI son:
- Mentalidad de crecimiento: Creer que tanto el profesorado como el alumnado pueden mejorar con práctica, feedback y tiempo, en lugar de etiquetar capacidades como fijas.
- Mirada al futuro: Dejar de replicar el pasado y ayudar a los alumnos a anticipar y construir escenarios futuros, personales y profesionales.
- Flexibilidad y adaptación: Ajustar metodologías, ritmos y recursos a contextos cambiantes, desde lo digital hasta la diversidad del grupo.
- Enfoque en competencias: Priorizar pensamiento crítico, creatividad, colaboración y comunicación por encima de la memorización aislada de contenidos.
- Conexión humana: cultivar la dimensión emocional y relacional del aula, creando un clima de confianza, escucha y apoyo.
Para aterrizar este mindset en el aula se pueden incorporar pequeños hábitos:
- Reservar momentos de reflexión docente: qué ha funcionado, qué no y qué podría cambiarse la próxima vez. (metacogniciones)
- Dar más espacio a proyectos donde el alumnado tome decisiones reales, se equivoque y tenga margen para iterar.
- Trabajar con el grupo la idea de que aprender implica incomodidad, dudas y ensayo-error, también para el profesorado.
