Dar sin recibir nada a cambio no siempre es positivo...

Dicen que quién da, debe tener la memoria corta y quien recibe, la memoria larga. Es cierto que la auténtica ayuda es aquella que nace del corazón, la que no pide nada a cambio porque el simple hecho de ayudar ya es recompensa suficiente. Sin embargo, no podemos dar continuamente, un día tras otro, desgastándonos hasta el límite de nuestras fuerzas, sin recibir absolutamente nada a cambio.

No se trata de llevar un libro de contabilidad de los favores y la ayuda que hemos brindado, pero necesitamos, por el bien de nuestro equilibrio mental, recibir una compensación en forma de cariño, palabras amables y reconocimiento, el tipo de compensación que nos permite saber que la otra persona valora nuestro esfuerzo y que todo lo que hacemos no está cayendo en saco roto.

No debemos olvidar que el amor es el alimento del alma. Es tan importante dar amor como recibirlo. La entrega continua, sin recibir nada a cambio, termina siendo agotadora, es como vaciar el alma olvidándonos de llenarla.

¿Sabes por qué la gente a veces no reconoce lo que haces por ellos?. Para reflexionar...
  • La primera vez que haces algo por alguien generas gratitud en él.
  • La segunda vez que lo haces o le das a alguien, genera anticipación. La persona espera recibirla nuevamente.
  • La tercera vez ya has generado expectativa. La persona todavía espera recibir lo que le diste.
  • La cuarta vez genera mérito, la persona siente que merece lo que le estás dando y quiere seguir recibiendo.
  • La quinta vez ya has creado una adicción. Esa persona siente que ya no puede vivir bien sin lo que tu le das. Ella ya está mimada.
  • La sexta vez percibes que no hay reciprocidad, no recibes nada a cambio y dejas de dar.
Y luego la persona malcriada que creaste se resiente contigo porque le estás negando lo que tanto necesita y termina guardándote rencor porque dejaste de darle lo que le hacías creer que merecía.
Por eso necesitamos saber cuál es el límite al dar. Porque el otro no conoce límite a la hora de recibir.

Disonancia Cognitiva. Sesgo de confirmación.

Todos estamos siempre ansiosos por verificar nuestras creencias, pero somos menos proclives a buscar pruebas que puedan refutarlas. Este fenómeno se llama "Sesgo de confirmación". El sesgo de confirmación es precisamente esa tendencia a buscar información que confirme nuestras ideas. Creemos en lo que queremos creer, pero, ¿tenemos la certeza de que nuestra visión de la realidad se corresponde con la realidad?. Cuando tomamos una decisión, es como si nuestro cerebro ni siquiera tuviera en cuenta todo lo que puede desacreditar lo que pensamos.

El sesgo de confirmación, es una distorsión del pensamiento, y en este caso representa nuestra tendencia automática a buscar información que confirme las convicciones que ya tenemos. Rara vez somos conscientes de esta distorsión porque nuestra mente acciona el piloto automático, buscando en el ambiente informaciones que nos den razón

En el ámbito educativo pasa muy frecuentemente e intentaremos explicarlo con un ejemplo. Imagínate que unos materiales educativos no me convencen, o no termino de ver un cambio metodológico, tenderé a recordar la opinión de los alumnos que tampoco aprecian estos nuevos materiales o cambios y olvidaré con más facilidad los comentarios de los alumnos que si los prefieren. Así me convenceré de que los alumnos opinan lo mismo que yo. Sin recopilar datos de manera sistémica (por ejemplo, con una encuesta), resulta imposible saber cuál es realmente la opinión mayoritaria y es fácil que termine inclinándome por la mía propia.

Los niveles del despertar...

Para entender los niveles del despertar debemos entender la diferencia entre conciencia y consciencia:
  • La conciencia
    es esa vocecita interior que cuando vivimos identificados con el ego nos dice lo que está bien y lo que está mal. Y cuando vivimos conectados con nuestra verdadera esencia nos inspira a dar lo mejor de nosotros mismos en cada momento y frente a cada situación, sin caer en juicios morales y subjetivos de ningún tipo.
  • La consciencia está relacionada con darse cuenta, estar presente, observarse a uno mismo y, en definitiva, vivir aquí y ahora.
En el primer nivel o estado de inconsciencia te encuentras totalmente dormido. Piensas muchas veces que todo parece conspirar en tu contra, estás centrado en lo que te ha pasado y tienes miedo de lo que pasará concediéndole mucha importancia. Te sueles poner en la peor de las situaciones y luego, cuando llega el momento te das cuenta de que las cosas no ocurren normalmente como tu te las habías imaginado. El peor de los escenarios posibles casi nunca sucede. Te identificas plenamente con tus pensamientos y con tu cuerpo. No hay otra realidad que la que tu te creas. Es como una esclavitud. Darte cuenta de todo esto es el primer paso para acceder al segundo nivel. Hay quienes viven toda su vida en este estado de permanente inconsciencia, salvo momentos puntuales que pueden encontrarse en períodos largos de descanso. En este nivel vivimos de forma egocéntrica, victimista y reactiva. Tendemos a señalar a algo o alguien externo a nosotros como culpables de todo aquello que sucede en nuestra vida y no nos gusta. Este estado se caracteriza por tener mucho miedo al cambio.

En el segundo nivel o consciente de la inconsciencia te empiezas a dar cuenta de que lo que sucede no es en tu contra, no es personal. Comienzas a distanciarte de todo y comprendes que no eres solo un cuerpo; tienes un cuerpo, tienes pensamientos y tienes emociones. En este nivel empiezas a ser consciente de lo que sucede en ti. Empiezas a ver que tienes un lado oscuro y que hay algo en tu interior que podrías revisar pero la falta de práctica y compromiso personal por mejorar hacen que pronto desistas de intentarlo, sin embargo en momentos de enfermedad o de grandes crisis personales vuelven a tu consciencia y de nuevo se abre la oportunidad de reflexionar sobre nosotros y nuestra vida. El inicio de este proceso nos devuelve al mundo real como una persona más humilde y un poco vulnerable.

En el tercer nivel o nivel consciente te das cuenta de que no eres este cuerpo, no eres lo que piensas, no eres lo que sientes. Eres el fruto del bagaje adquirido a lo largo del tiempo. El silencio, la contemplación o la meditación se convierten en compañeros de viaje. En este nivel se activan capacidades que nos permiten ver la adversidad como una oportunidad para aprender. Te das cuenta de que eres todo, eres la realidad que observa. En este nivel empiezas a entender que todo lo que interactúa contigo tiene un propósito, no es casualidad. Empiezas a sentir compasión, sabiendo que cada uno hace lo mejor que puede. Ves todo desde arriba y entiendes que todo es perfecto, con momentos mejores y peores, pero ya no te enganchas. En este nivel te das cuenta que el observador y el observado son lo mismo. Este nivel se caracteriza por la importancia de mirarse hacia adentro respetando los procesos de todos aquellos que aun siguen dormidos y perdidos mirando hacia afuera

En que nivel te encuentras...

Quien se atreve a enseñar, nunca debe dejar de aprender

Más que nunca, en una sociedad tan Volátil, Incierta, Cambiante y Ambigua los profesionales de la educación debemos reflexionar sobre la manera de enseñar. 
Cierto es que "Cada maestrillo tiene su librillo" sin embargo se hace necesaria una constante renovación, salir de la zona de confort para buscar contenidos actuales que relacionen los momentos que estamos viviendo con los conocimientos y competencias que deseamos transmitir a los alumnos y que consigan captar su atención.  Es evidente que el mundo cambia y también con ello debe cambiar la manera de enseñar.

“Quien se atreve a enseñar nunca debe dejar de aprender” es la frase de John Cotton Dana que nos debería hacer reflexionar a los docentes sobre nuestra formación continua.

Es fundamental mantenerse al día en las nuevas tecnologías en el campo de la docencia, generar actividades que hace poco ni siquiera se plantearían en un aula, son ahora imprescindibles para que los chic@s puedan adquirir competencias para que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea verdaderamente de calidad, solo así se podrá mantener la motivación y la pasión en lo que se hace.

Ya no basta que un profesor/a domine su materia, es necesario que adquiramos destrezas en inteligencia emocional, competencias tecnológicas, que sepa integrar el aprendizaje cooperativo, que sepa desenvolverse en la atención a la diversidad. Todo ello para hacer a sus alumn@s mejores, más capaces y preparad@s para afrontar los retos que la vida les planteará todos los días fuera del aula.